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Cómo orientar la vida en verano para conseguir mejorar su bienestar personal
Dra. Silvia Navarro.
Solo desde la calma y la tranquilidad se consigue el equilibrio emocional. Para conseguirlo habrá
que averiguar que
situaciones
realmente le son motivadoras para avanzar hacia delante, es
esencial
hallarlas
para su crecimiento personal.
Los factores externos pueden condicionar la forma de actuar de la persona, inducida en
concordancia a sus necesidades. Las motivaciones pueden ser innumerables, simplificando se pueden
clasificar en:
Motivaciones primarias
, las referentes a lo biológico, siguen un patrón instintivo de
supervivencia como el hambre, el sueño, el rechazo al dolor y la necesidad de dormir son algunas
básicas.
Motivaciones secundarias
, son las más racionales, están las vinculadas al ser emocional y
social. Entre ellas destacan la seguridad, el afecto, la autoestima, la sabiduría y la satisfacción.
Cuando la persona tiene una carencia o una necesidad en el ámbito biológico se produce un
desequilibrio dentro de su organismo. Esta perturbación interior tiende a autoequilibrarse.
¿Cómo se
realiza este equilibrio?
La persona buscará agua si tiene sed, comida si tiene hambre, dormirá si
tiene sueño y descansara si está agotado.
Cuando analizamos las motivaciones secundarias o los intereses, el principio es el mismo. Se tiene
un desequilibrio psíquico y se manifiesta en forma de ansiedad.
¿
Cómo se realiza este equilibrio?
En el momento que se encuentra la solución y el deseo de ponerlo en marcha, una persona se sentirá
en situación de actuar.
Solo desde la calma y la tranquilidad podrá conseguir la paz interior que le hará mejorar su
estado emocional. Para ello, puede ser útil la técnica de relajación.
El aprendizaje de las técnicas de relajación, pueden ayudarle de una forma más tranquila a
afrontar los problemas que día a día surgen en su vida diaria.
¿Por qué?
Porque frente a situaciones difíciles el cuerpo reacciona con tensión. La relajación
es precisamente lo opuesto a la reacción natural que se provoca. La relajación profunda de los
músculos reduce la tensión del cuerpo y la ansiedad mental. Aprender a distender progresivamente los
músculos ayudara a relajarse. Puede serle útil una técnica de relajación:
1.
Siéntese tranquilamente en una posición cómoda, con los ojos cerrados. Si lo prefiere puede ser
acostado.
2.
Respire profunda y lentamente, relaje los músculos de la cara, el cuello, los hombros, la espalda,
el pecho, el estomago, las nalgas, las piernas, los brazos y los pies.
3.
Preste atención a la respiración. Una vez que haya logrado concentrarse en la respiración empiece
a decir ‘‘uno’’ (o cualquier otra palabra o frase) en voz baja o alta, cada vez que suelte el aire. Si es
necesario en lugar de usar una palabra puede utilizar una imagen placentera. Lo importante es
concentrarse en lo que está realizando. En este momento solo importa usted.
4.
Cada vez que aparezca un pensamiento que lo distraiga, déjelo pasar como una corriente de aire.
Trate de permanecer en este estado de 10 a 20 minutos.
5.
Quédese en la misma posición hasta que esté listo para abrir los ojos. Hágalo lentamente, tómese
todo el tiempo que precise. Estírese, desperécese.
6.
Observe como ha cambiado su respiración y su pulso
Lo importante de este ejercicio es permanecer en calma y dejar de impacientarse, dedicar
unos momentos de distracción para cuidar mejor su estado emocional. Así aprenderá a sentirse más
tranquilo y relajado, con el tiempo, disfrutará de los resultados.
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